Con el sueño bailando en los ojos por el trasnocho me levanté con una disposición firme: estar en el Museo del Prado. Figueroa y Margarita, mas José Ochoa, planificaron su salida al Corte Inglés, pero acordamos encontrarnos en el museo para irnos al barrio las letras a dejar allí un instante de poesía. De desayuno pensaba pedir una bocata: un pan algo más gordo que el nuestro, con algún relleno de elección, pueden ser quesos o jamones. Pero habia un perrito con salchicha gruesa. No creo que estuviese mejor que una bocata, pero bueno, seguimos probando. Linda se decidio por un platillo con un chorizo delgado picadito y sofrito, un preparado en base a papas y huevo: fue lo mejor.
Pensamos conveniente pasar un rato por la plaza mayor, y fue muy buena idea: es un centro de actividades culturales. A los costados, guarecidos por los corredores de gruesos muros, están los artistas, quienes se dedican a retratos, caricaturas, pinturas a solicitud del público. Frente a las mesas al aire libre estaba un tablao flamenco, con una joven haciendo gala de ese sabor castizo para el baile.
Mientras, Linda, David y José daban su paseíto por la ciudad, ganando unas buenas imágenes de la arquitectura madrileña. La Gran Via recoge lo más esplendoroso del barroco arquitectónico español. Luego que cumplieron el ciclo de fotos y compras acudieron al encuentro con nosotros en el Prado... pero no nos encontramos.
Mientras, en la Plaza Mayor, Linda y yo presenciamos un desfile de mujeres provenientes de la zona norte, ataviadas con sus vestimentas tradicionales y acompañadas por las ejecuciones musicales de tambor y clarinete, celebrando el día de Santa Águeda, día de la mujer. Les acompañaba la alcaldesa de la celebración, y al poco tiempo de invitar a los presentes a bailar, llegaron dos funcionarias de la policía solicitándoles el desalojo por no tener permiso escrito para cantar y bailar en la plaza. Entre solicitudes y exclamaciones una de las mujeres del cortejo llamó la atención de las funcionarias: "si la orden la dio un hombre, diganle que se venga a bailar con nosotras, ustedes tambien son mujeres..."
Salimos luego al Museo del Prado, caminando por la calle Atocha y subiendo por el paseo. Recorrimos en seis horas la mayoría de las salas, principalmente del arte flamenco e italiano. Ahí me encontré con el segundo Caravaggio: David y Goliat. Sin embargo, deslumbra la obra de Guido Reni, tambien la de la quinta del sordo de Goya, y me he llevado una sorpresa al poder apreciar allí mismo una selección de cada etapa de Sorolla. Hay mucho de Velazquez (era el pintor de la corte) y habia arremolinamiento frente a Las Meninas, pero aproveché que el cuadro de los borrachos estaba desalojada para apreciar la maestría del trazo grueso, la composición, el tratamiento caravaggiesco a la figura del baco.
Sin el encuentro con los demás coviajantes, regresamos al hostal para el descanso de esta jornada.
Distinguidos amigos,que alegría es deleitarme con las imágenes y el recuento de Radamés Laerte Giménez en cuanto a la estadía de vuestras mercedes en los espacios, que dejan las huellas imperecederas de los compatriotas yaracuyanos en los suelos de la vieja y moderna Europa. Según lo vivido intensa y entusiastamente por ustedes, también mi espíritu se regocija al lado de ustedes toda vez que una cerveza en la Bodeguita se desliza en la soledad de mi garganta, y celebro silentemente el que estén firmes con "el sabor y el sabor" de esa cultura milenaria. Y que llene o destape en todos esos ríos profundos e imaginarios, que volcánicamente bullen para que depués haga de ellos extraordinarias metamorfosis de expresión, bien sean el el campo del simple dálogo con los amigos y familiares o mediante un poema, una pintura, una epístola o las tibias memorias de una significativa nueva experiencia en su existencia. No dejen de recordar desde esa distancia al intenso García Lorca como a Sartre, y al gran Quijote de la Mancha, hermanos. ¡Salud y bebed aunque sea una a mi nombre! Su amigo, camarada y nostálgico libador de este instante. Yony G. Osorio G. San Felipe, estado Yaracuy-Venezuela.
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