jueves, 18 de febrero de 2010

CUARTO DÍA DEL REGRESO A GIJÓN

jueves 18 de febrero

sale el sol
y no estás a mi lado
vivo desesperado
por culpa de tu amor
Ismael Rivera

El sol aquí es como el maná bíblico. Apenas abiertas las ventanas entró sabiéndose bienvenido en estos aposentos. En verdad no había vista a Gijón contorneado por la claridad, todo fue gris hasta ahora. Salió esta gente temprano y yo me dediqué a acicalarme, ponerme pachuco, para irme a la playa de San Lorenzo y vengarme de la tristeza. En eso llega Linda y entre chácharas la invité a la calle, a cualquier lugar, a celebrar el día. Fuimos a la estación del ALSA a confirmar nuestro retorno a Madrid para mañana a las 9 am. "Vamos a Oviedo en tren" me sugirió, con este día espléndido cualquier lugar vale. Pero antes... "¿trajiste la cámara?" me dijo que si. Había que cumplir antes con una pequeñas misión: volver a la Casa del Café. Tenía que traerme la belleza en digital de Noelia y aquí está ¿creen que les había mentido sobre su belleza? No estaba muy dispuesta a las fotografías, así que le robé la imagen al descuido. Tomamos café, procuré su voz cantarina en la despedida... y salimos.



Veinte minutos apenas nos tomó llegar a Oviedo, y con lo primero que nos econtramos al salir de la estación es con una escultura de Salvador Dalí, con el escorzo habitual de sus cuadros y con un tratamiento superficial a lo Rodin, con Giacommeti. Desde ahí se abre un extenso bulevar, que al cruzar hacia la izquierda nos conduce directo a la zona antigua, donde se encuentra un paseo de esculturas, donde hay tanto de españoles como de un colombiano: Fernando Botero. Yo me me eché un paseíto con Woody Allen, estaba un tanto petrificado pero yo le animé a relajarse. Al parecer quedó encantado con la ciudad, le pareció "un cuento de hadas" según me comentó. Es raro encontrarse con la escultura de una persona viva. La zona antigua es bien antigua, tanto que algunas construcciones son del año 1200 y tantos, caasi tan antiguas como Figueroa... no tanto. Plazas, rotondas, casas, y la catedral. Esta de aquí es de estilo gótico, muy recargada y algunas de sus entradas se pueden ver esculpidos de seres humanos con vegetales y animales, de los normales y míticos. También nos echamos un paseíto en el interior de la Universidad de Oviedo, otra construcción antigua combinada con algunos añadidos contemporáneos. Nos encontramos iniciamente con la plaza a la que se llega directamente desde la entrada, con la efigie de su fundador en el centro, luego pasamos por una galería sostenida con columnas rematadas en arcos, con la piedra al descubierto. Saliendo de allí nos extraviamos por las estrachas calles, similares a las de oviedo, con casas viejas de más de dos pisos, vías empedradas donde muy eventualmente transitan coches, como los llaman a los carros. Los espacios inferiores de las edificaciones están ocupados en negocios de comida, suvenires, locales nocturnos, muy propio de estos pueblos turísticos. Desandamos los pasos y nos regresamos en el tren.




La ruta de los buses al parecer está trazado por las zonas más favorecidas de las ciudades, mientras que las vias del tren aun dejan ver algunas zonas donde hay lugares en ruinas y ranchos, es decir, que la pobreza no es visible fácilmente para los turistas de las grandes carreteras.




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